Don Carlos en la lona: a dos años de la publicidad que lo lanzó a la fama cierra su fábrica

"Me pasé de pillo revelando algunas cosas en las publicidades", reconoce

Don Carlos, aquel entrañable personaje que protagonizara el aviso televisivo sobre blanqueo laboral de la AFIP, conocido popularmente como “la propaganda del garca de Don Carlos”, ya no es el mismo que cuando saltó a la fama. Hoy las cosas no van más viento en popa. Su fábrica, aquella que sirviera de escenografía para el comercial, está por cerrar sus puertas. Su futuro, el de Don Carlos, es incierto.
"Me pasé de pillo revelando algunas cosas en las publicidades", reconoce DC en diálogo exclusivo con Paparruchada.
"Voy a tener que cerrar el boliche" dice entre sollozos. Cuenta que los empleados se amotinaron cuando se dieron cuenta que dos años antes, mientras ellos seguían en negro porque "había que salvar el boliche", Don Carlos se compró un auto 0 km.
"Me quise dar un gustito, ¿acaso está mal?. Yo les daba laburo a toda esa manga de vagos y mirá como me pagan", afirma mientras una lágrima rueda por su mejilla.
Hoy está en la calle y vive en aquel auto "nuevo", por el que decidió sortear el viejo, pero el vehículo se encuentra en pésimas condiciones: "los muchachos se revelaron y me patearon todo el auto".
Su cara ya no es la misma, tiene la barba crecida y notables signos de fatiga. Le cuesta hablar pero de a poco se va soltando: "¿Qué fue lo que pasó?. Hubo una diferencia de criterios y como siempre hay sectores de trabajadores que se politizan, comienzan a intervenir sectores de ultraizquierda y llevan las cosas a una situación de mierda”, sostiene.
Lo que no cuenta es que más allá de haber blanqueado a todos sus trabajadores se jugó parte de sus sueldos en el casino.
"Había que salvar el boliche, no quedaba otra. Y además me quería ir de vacaciones al caribe. Esos negros son unos ingratos", exclama.
La semana que viene la fábrica cerrará sus puertas y Don Carlos deberá afrontar un juicio. "A partir de ahora… ya no está tudo bom, tudo legal" dice y estalla en un llanto.
"Bueno muchachos, a ver si se van de acá y me dejan de romper un poco las pelotas", nos dice despidiéndose con gratitud. Nosotros, mientras nos vamos, le gritamos "Don Carlos garca" y la cara se le transforma. Su rostro se ilumina y vuelve a ser el de los comerciales. Será mejor recordarlo así.

3 comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...