Homosexuales festejaron ley con orgías y violaciones de menores

Por Jorge Bergagoglio *

Ayer se aprobó la reforma del código civil, por la cual las personas del mismo sexo pueden contraer matrimonio. Gente desviada llenó la plaza frente al Congreso de la Nación para festejar.

Según me comentaron, la jarana siguió después en un conocido reducto homosexual, donde a los pocos minutos de llegar, todos los concurrentes se desnudaron y comenzó una orgía que duró hasta la madrugada, un "todos contra todos" muy coherente con la forma de vida de esta gente, que no puede amar. Algunos llegaron acompañados de sus 500 parejas, otros consiguieron algún menor de edad por el camino para poder vejarlo a su gusto y placer, los más llegaron solos pero portando enormes tarros de vaselina, como si supieran que iba a ser una larga noche. Seguramente el Sida corrió con la misma velocidad que las drogas en esa fiesta.

Me dijeron también que después de la fiesta negra, muchos gays, como cincuenta más o menos, se trenzaron en una batalla campal, dado que son gente muy violenta, que quiere dañar al prójimo en cada oportunidad que se les presenta.

Pero ahora que pueden casarse, y ser marido y marido, ó esposa y esposa, ya van a ir entendiendo que el matrimonio es una institución que no se trata solamente de vivir desenfrenadamente. Nosotros los heterosexuales lo entendimos hace tiempo, y por eso nuestra sociedad ha llegado a ser casi perfecta, ayudada por las consignas católicas que establecieron cómo se debe vivir desde hace más de dos mil años, porque Jesús nos ama a todos (los héteros).

Durante casi toda la historia de la humanidad las mujeres dedicaron su vida a acompañar a su hombre, sin siquiera poder votar hasta hace casi 60 años, y ahora trabajan y hasta pueden casarse entre ellas, tal vez se nos haya ido la mano con tantas libertades.

* Heterosexual