Bonzofilia: El drama de los que se prenden fuego las bolas por placer

Sepa qué es y cómo conseguir que su obra social le cubra el tratamiento.

La modernidad transforma todo. Quemarse a lo bonzo en los '60 significaba prenderse fuego en público como forma de protesta e intento de un mundo mejor para todos. Pero ahora lo “bonzo” se ha convertido en “bonzofilia”, que es la obtención de placer sexual mediante el auto-incineramiento de los testículos (ver infografía).


Y la bonzofilia es un fenómeno que crece sin freno día a día, y que preocupa a las autoridades sanitarias de Europa. Hospitales alemanes han denunciado ante la Organización Mundial de la Salud que atienden cerca de 80 casos por día de jóvenes bonzofílicos, y que no tienen directivas claras de cómo actuar, dado que las aguas están muy divididas respecto de esta controversial parafilia.
Por un lado, los médicos “garantistas” se inclinan por salvarle las bolas a estos amantes del fuego genital, para luego comenzar una rehabilitación y tratamiento que duraría casi un año. Pero por otro lado, la corriente de los médicos “eugenésicos” proponen directamente la extirpación de testículos, con el objeto de “caparlos para que no jodan más, y se dediquen a estudiar”, evitar costos de tratamientos innecesarios, y principalmente para que los bonzofílicos no tengan oportunidad de reproducirse, “y así contribuir a la mejora de la raza humana”.
Es interesante saber que el sujeto denominado comúnmente bonzofílico, suele sentir relajación, placer, interés, curiosidad y atracción por las estaciones de bombero, y que no debe ser confundido con el incendiario común ó sádico, que es aquella persona que intencionadamente decide quemar las pelotas de un tercero con ánimo de lucro o simplemente por el mero hecho de hacer daño.

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